Hace poco me hice un análisis de sangre y confirmaron lo que yo ya me temía… poseo el gen Wanderlust que me ha tenido incansablemente recorriendo el mundo desde bien temprana edad.

Se lo he de agradecer a mi madre que, cansada de educar a 3 hermanos previos, decidió tomarse un respiro de, según ella, “mi compleja e intensa adolescencia”, enviándome cada verano una quincena a colonias en plena naturaleza y 1 mes al completo a Inglaterra. Cada año a un sitio diferente: nuevos paisajes, gente nueva, diferente gastronomía y costumbres, ¡me encantaba! Hasta el punto de que solo deseaba terminar el bachillerato para inscribirme en la diplomatura de Turismo para seguir viajando. Dentro del chasco de lo poco prácticas que eran la mayoría de las asignaturas de la carrera, sí he de reconocer que mi escuela lo complementó con 2 viajes por año, como extra y complementario a la formación, con un mega profesor catedrático de Historia del Arte, que fue de lo más inspirador.

Al acabar Turismo y tras unos 6 meses de prácticas remuneradas que conseguí encontrar en un pequeño pueblo perdido en mitad del bosque de Sherwood, a lo Robin Hood, acabé consiguiendo entrar en una agencia de viajes de aventura, cuyo jefe me dió manga ancha para montar el departamento de Latinoamérica, diseñando mis propias rutas… Fueron años de un gran aprendizaje. Mucho trabajo, enriquecedor, soñando, diseñando, plasmando y ejecutando… hasta que la vida me acercó al precipicio y tras un divorcio muy triste, decidí tomarme 1 año sabático que dediqué a recorrer el Sudeste Asiático a modo de huída y de re-encuentro conmigo misma.

Al finalizar el periplo, decidí quedarme guiando por la zona de India un tiempo más, hasta que me entraron muchas ganas de ser mamá, y regresé para tener a mi hija Alejandra. Ella ya tiene 14 años y durante todo este tiempo he seguido compaginando los viajes a nivel personal (no en balde hemos recorrido juntas 35 países), con el que sería mi próximo trabajo de estos últimos años de más asentamiento. También una especia de guía de viajes, pero esta vez hacia el interior. Me formé como profesora de yoga y meditación y terapeuta Gestalt, entre otras disciplinas.

Últimamente siento que mi hija en breve se independizará (se quiere ir a estudiar la universidad al extranjero) y cuando me veo de nuevo entre 4 paredes, se me dispara el gen de la aventura…y me empiezo a cuestionar el por qué hay que escoger en la vida, pudiendo tenerlo todo. ¿Dónde está escrito? ¿Por qué no unir lo mejor de los 2 mundos?

El viaje exterior y el interior de la mano, en unos viajes especialmente diseñados para ello, la aventura de conocer y auto conocerse viajando como una tribu, una nueva familia viajera, unida por la misma inquietud de conocer, conocernos y compartir/nos.

Interesante, ¿verdad?

Si quieres saber un poco más, te invito a unirte a mi Tribu … y salir a explorar… nuestro mundo.