La pintoresca ciudad libre de Christiania en pleno Copenhague

Esta especie de comuna surgió allá por los años 70, desde la necesidad de un grupo de padres que buscaban un espacio abierto para que sus hijos jugaran y se hicieron con unos antiguos barracones militares que habían quedado en desuso y que se convirtieron en la semilla de Christiania.

Índice

  1. ¿Por qué escribir sobre Christiania? 
  2. Contexto de cómo siento los viajes 
  3. ¿Qué es Christiania?
  4. Mi experiencia en Christiania
  5. Conclusión

1. ¿Por qué escribir sobre Christiania?

Este artículo surge a partir de un comentario que leí en redes sociales de una conocida, que hizo sobre Copenhague, en concreto sobre el barrio de Christiania (o ciudad libre), y que me dejó bastante sorprendida. Comentaba con bastante desgana, que no le había llamado para nada la atención este lugar, cosa que a mí me alucinó bastante, puesto que lo considero uno de los lugares más pintorescos y especiales de Copenhague.

Hasta el punto de que este año, 2 amigos que han ido hasta esta bella ciudad nórdica y me pidieron recomendación, en ambas ocasiones, la única que les hice es la de que se pasaran a visitar este peculiar barrio.

Así que de aquí parte esta autorreflexión para comprender las vivencias tan opuestas que puede despertar un lugar concreto en distintas personas

2. Contexto de como siento los viajes

He de comenzar reconociendo que, en mi vida cotidiana, tiendo a estar mucho en la mente y analizar todo meticulosamente… pero, sin embargo, cuando viajo, me dejo muuuyyy tranquila y me dedico exclusivamente a disfrutar del lugar. Viajando, me permito conectar con momentos de atención plena y poner simplemente mis 5 sentidos en la experiencia, sin subirlo a la mente, puro disfrute …. Y ya… solo sentir, sentir y sentir…. Y suelo sentir de todo y variado, como cada lugar que visito que es único y variado.

Y si me pongo a ordenar ese sentir, sí que me doy cuenta de que:

Las vivencias que voy teniendo en cada lugar que paro, me son suficientes y no suelo repetir lugares, excepto aquellos que me enamoran, como Londres, Estambul o India. No tengo un lugar que especialmente me haya disgustado. Si que, de alguna manera, que aún no me he parado a pensar, compartimento o catalogo los países por la experiencia que he tenido en ellos.

Así que a grandes rasgos puedo afirmar que tengo mucha afinidad por Asia, que me hace sentir siempre como en casa, ahí me muevo muy fácil, y me despierta una sensación como de familiaridad. A Latinoamérica la encuentro espectacular, de hecho considero a Venezuela el país más bonito en el que he estado hasta el momento de todos los recorridos y que son ya unos cuantos; pero me requiere de más energía para moverme…. Me encanta Italia por lo diferente de cada una de sus regiones, que es como no saber nunca a dónde vas, pero sabiendo que es Italia. Los países balcánicos que me tienen robado el corazón, provocándome una sensación de dureza, de misterio, de inhóspito e inexplorado. Me alucina como la antigua Yugoslavia puede tener zonas tan marcadamente diferentes: Los montenegrinos son más parecidos en carácter a los croatas, pero físicamente son mucho mas altos. Por el contrario, los albaneses son más afables como sus vecinos griegos. Creo que la geografía tiene mucho que ver. Esas enormes e imponentes montañas.

Y voy a ir acotando el relato a lo que nos trae el título de este blog en concreto, a un pequeño reducto independiente de uno de los países nórdicos. He estado en todos ellos y excepto en Islandia que me parece que se merece un apartado diferente, desde mi punto de vista de sentir, los otros 4, Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca, me despiertan algo similar. No lo digo en tono peyorativo, por supuesto que cada uno tiene sus particularidades, pero es como cuando me refiero a Asia, o a Latinoamérica o puedo dividir Europa en los países más mediterráneos y los que no, donde siento ciertas similitudes entre ellos.

Y los países nórdicos tienen ese punto común de orden, limpieza, seriedad, sentido de comunidad, majestuosidad de edificios, cuidado por el medio ambiente, una naturaleza casi intacta y salvaje…y a la vez, destilan un poco de… falta de “vidilla” de “sosería”… y hay que entender que lo digo desde mi lado más latino y visceral.

Así que tras unos días visitando la bonita y tranquila ciudad de Copenhague, descubro en ella, este hermoso oasis de caos que es Christiania y ¡en plena ciudad! El barrio hippie de Copenhague también conocido como free town o Green District – La ciudad sin ley, y no es que sea un lugar ilegal pero si se podría decir que es alegal.

3. Que es Christiania 

Esta especie de comuna surgió allá por los años 70, desde la necesidad de un grupo de padres que buscaban un espacio abierto para que sus hijos jugaran y se hicieron con unos antiguos barracones militares que habían quedado en desuso y que se convirtieron en la semilla de Christiania.

Fueron transformándolo poco a poco con casas prefabricadas de colores, junto a un canal donde los árboles conviven con los grafitis, y donde se rumorea que es fácil comprar ciertas sustancias no muy legales.

Paralelamente el movimiento Holandés Provo (un movimiento anarquista, que se mueve desde el humor y el pacifismo para atacar a las estructuras del estado y defender la legalización de la marihuana y la lucha medioambiental), se propuso adjudicarse estos espacios para poner en marcha su comuna. Un lugar donde a nadie le pertenece el lugar que habita.

Así nació una pequeña comunidad que funciona como un pequeño estado, con su propio gobierno, infraestructuras y comercios, y que, aunque han sufrido el acoso de la policía danesa, no sin razón por ser uno de los mayores centros de Europa de trafico de marihuana, el gobierno, decidió no desmantelarlo y mantenerlo como una especie de experimento social.

Un espacio de autogobierno que se ha proclamado independiente de Dinamarca, no se considera danesa ni parte de la Unión Europea (a su salida se advierte que estás entrando en espacio de la UE), y que cuenta con casi 1.000 vecinos.

4-Mi Experiencia en Christiania

Lo primero que nos encontramos al llegar al lugar, fue una larga pared llena de grafitis que parece que marca “la frontera” entre Copenhague y Christiania.

Casas de madera sin un patrón fijo, diseminadas sin orden alguno, construidas por los propios habitantes de la comuna, y que se ven hechas con materiales reciclados; pintadas con grafitis, con sus jardines y huertas y muchas bicicletas por todos lados.

Todo muy sencillo, colorido y lejos de lo ostentoso e imperial centro de la ciudad

No se puede circular en coche, solamente puedes recorrerla en bici o andando y tiene agradables senderos que bordean el canal.

Lo que parece ser el centro del distrito, es un lugar muy señalizado con carteles que prohíben hacer fotos, es Pusher Street o también conocido como The Green Light District, es su calle más famosa por estar repleta de tenderetes que venden todo tipo de drogas blandas (prohibidas en el resto de Dinamarca)

Todas las calles de alrededor tienen comercios, salas de arte, tiendas y varios bares donde puedes degustar la cerveza local de la comunidad y donde todas las compras son efectivo y muchísimo mas baratas al estar exentas de impuestos.

Una experiencia que nos pareció muy rara al inicio, venir del puro orden, al puro caos. De lo serio y monótono, al colorido de sus grafitis. Un lugar para entender que dentro de la disciplina también puedes encontrar reductos de resistencia y alternativas.

Me encantó la experiencia de conocer este lugar tan…. Distinto… tan…. Libre

5- Conclusión

Pasear por este barrio, para mi ha significado pasear por una parte de su historia. Destila, a parte de un fuerte olor a marihuana, un olor a toda esa lucha, que a veces me recuerda que es la que todos queremos conseguir en el fondo, lejos del autoritarismo de los gobiernos, últimamente tan corruptos e ineptos

Un lugar más libre donde consiguen su autogestión y que miran por los problemas e intereses de su propia comunidad. Un lugar que van creando, y transformando entre los vecinos, reciclando, creando y cocreando.

Te recomiendo altamente visitar este enclave tan único y genuino si pasas por Copenhague

Tak Christiania ¡

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